Las lesiones de ligamentos deben tomarse con mucha seriedad y un esguince tobillo no es la excepción. Se trata de una lesión bastante común que puede ocurrir en cualquier momento tras una mala pisada, por ello es importante estar bien informado sobre su tratamiento, síntomas, recuperación y demás.
En ese sentido, a través de este artículo podrás conseguir toda la información relevante acerca de los esguinces de tobillo y que no te tome por sorpresa el hecho de sufrir alguno.
¿Qué son los esguinces de tobillo?
El esguince de tobillo es la lesión generada tras torcer, doblar o girar el tobillo de forma antinatural. Tras este movimiento, los ligamentos o las bandas resistentes del tejido pueden sufrir un estiramiento anormal o directamente desgarrarse.
Los ligamentos tienen la función de estabilizar la zona del tobillo para evitar el movimiento excesivo o antinatural. Entonces bien, el esguince surge cuando los ligamentos son forzados más allá de su capacidad normal de movimiento.
Es una lesión muy común que, en la mayoría de los casos, el cuidado en casa y el tratamiento recetado son suficientes para sanar la lesión sin contratiempo. Por supuesto, todo dependerá de la gravedad del esguince y otros factores como la edad del paciente, el tipo de lesión e incluso la presencia de otras lesiones actuales o previas.
Grados de los esguinces de tobillo
Los esguinces de tobillos se clasifican en grados que varían en función a su gravedad:
- Grado 1: es considerado un esguince leve. Se trata de un desgarre parcial o el estiramiento parcial de un ligamento, pero mantiene la capacidad de sostener el peso corporal sobre el pie lesionado.
- Grado 2: es un esguince de carácter moderado. Es considerado de este grado cuando el desgarre del ligamento es incompleto y se ha sufrido una pérdida moderada en la facultad de soportar el peso corporal en el pie lesionado.
- Grado 3: el esguince de este grado describe un desgarre completo de un ligamento. Además, implica la pérdida total de la capacidad de soportar el peso corporal en el pie lesionado.
Factores de riesgo de los esguinces de tobillo
Existen algunos factores que hacen más probable el riesgo de sufrir un esguince de tobillo. A continuación los detallamos:
- Deportes: la actividad deportiva demanda cambios de dirección rápidos, saltos o el estiramiento de los pies en su máxima capacidad. Por supuesto, todas estas exigencias aumentan el riesgo de sufrir un esguince de tobillo.
- Mal calzado: la falta de ajuste o escoger el calzado incorrecto para una determinada actividad representa un factor de riesgo para los esguinces de tobillo.
- Sedentarismo y mal estado físico: la falta de actividad física genera pérdida de fuerza y flexibilidad en los tobillos. De esta forma, se hace más probable sufrir un esguince en la práctica de algún deporte o en la exigencia de movimiento al tobillo.
Diagnóstico de los esguinces de tobillo
El diagnóstico de un esguince de tobillo debe ser realizado por un médico o fisioterapeuta calificado. Por lo general, el primer paso se trata de preguntar detalles sobre su lesión, síntomas, historia clínica y procederá a realizar una examinación rigurosa del pie afectado.
Siempre es conveniente descartar cualquier fractura y profundizar en la evaluación de la lesión, para esto es probable que el médico le pida que dé algunos pasos con la intención de evaluar la capacidad del pie lesionado de soportar el peso corporal.
Asimismo, el doctor podrá solicitar una radiografía en caso de que sospeche de una lesión severa que necesite un tratamiento más detallado.
En términos generales, no es una lesión que resulte complicada de diagnosticar. Un procedimiento de rutina que comienza con la descripción detallada de la lesión, sigue con una exploración física rigurosa y, si es necesario, una radiografía debería bastar para el diagnóstico de un esguince de tobillo al tratarse de una lesión bastante común.
Síntomas de un esguince de tobillo
Los síntomas de un esguince de tobillo se resumen en:
- Restricción de movimientos
- Dolor
- Hinchazón
- Moretones
Se trata de una lesión que puede resultar muy dolorosa, sobre todo cuando se mueve el pie que se produce una profundización del dolor generado. El tobillo sufre una hinchazón casi inmediata y la sensibilidad al tacto se hace notar. Además, es común que alrededor de la lesión surjan algunos moretones tras pasar algún tiempo.
Un síntoma que está asociado a un esguince grave es la pérdida total de la capacidad de soportar el peso corporal. Por otro lado, también es frecuente escuchar un ruido parecido a un crujido que puede resultar alarmante, pero no siempre es señal de haber sufrido una lesión grave.
Tratamiento de los esguinces de tobillo
El tratamiento de los esguinces de tobillo debe comenzar lo más pronto posible tras la lesión. Gracias a la prontitud de tratamiento es posible acortar el tiempo de recuperación y mejorar el nivel de sanación.
Para comenzar, es conveniente aplicar un tratamiento de autoayuda que se describe como el procedimiento PDECE:
- Proteger la lesión de un daño más profundo.
- Descansar el pie afectado durante los primeros dos días.
- Enfriar el área afectada con una bolsa de hielo para reducir la hinchazón. Es importante evitar aplicar hielo directamente en la zona.
- Comprimir el área con un vendaje que ayude a reducir la hinchazón.
- Elevar el pie afectado por encima del nivel del corazón. Debe mantener apoyado el pie sobre una superficie.
Los esguinces de tobillo que no tienen ninguna gravedad suelen responder bien a este tratamiento de autoayuda. En caso de que los síntomas no tengan mejoría, debe acudir a un médico para su evaluación rigurosa.
Por lo general, el paracetamol es suficiente para el dolor de los esguinces de tobillo que no tienen una gravedad profunda, este medicamente puede tomarse de inmediato para ayudar a aliviar el dolor. Por otro lado, el doctor puede recetar algún analgésico más fuerte si se trata de un esguince con dolor agudo.
Finalmente, la fisioterapia es la mejor aliada para los lesionados con un esguince de tobillo. Gracias a esta es posible comenzar a recobrar la fuerza, el rango de movimiento y el equilibrio. Las técnicas más comunes contemplan los masajes, ejercicios de fortalecimiento, la práctica controlada de algunos deportes y ultrasonido.