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El síndrome de la cintilla iliotibial o comúnmente llamado rodilla del corredor es una afección que genera dolor en la zona externa de la rodilla.

Suele aparecer en los corredores y sus primeros síntomas se manifiestan durante la actividad física, para después aparecer en las actividades de la vida diaria.

A lo largo de este artículo repasaremos todo lo relacionado al síndrome de la cintilla iliotibial, detallando sus síntomas, causas, tratamiento y mucho más.

¿Qué es el síndrome de la cintilla iliotibial?

Es una lesión donde se inflama la cintilla iliotibial, este es un tendón que recorre la parte externa del muslo y llega hasta la rodilla.

La inflamación se genera tras el roce repetitivo con los huesos de la rodilla, siendo el causante de un dolor punzante o sensación de quemazón durante la actividad física exigente, particularmente, mientras corre.

Se trata de un síndrome que suele aparecer en los corredores menos experimentados por falta de preparación física para afrontar los retos del deporte o en los más experimentados por la sobrecarga que reciben tras entrenar de forma demasiado exigente.

 Es común que este síndrome haga aparecer dolor mecánico intenso, haciéndose más incisivo mientras más kilómetros se recorren durante una carrera o entrenamiento. De hecho, suele ser un motivo de abandona en las carreras de fondo.

Síntomas del síndrome de la cintilla iliotibial

Es una lesión que se caracteriza por ir mostrando síntomas de forma progresiva, el primer indicio de estar padeciendo este síndrome está en una pequeña molestia en la cara lateral de la rodilla que se va agravándose con el tiempo si no se toman medidas a tiempo.

El principal síntoma del síndrome de la cintilla iliotibial es un dolor mecánico pronunciado, esto quiere que decir que mientras la rodilla esté en reposa no existe ningún tipo de dolor, pero una vez comienza la actividad física en la rodilla, el dolor reaparece.

Tal como mencionamos anteriormente, el dolor mecánico que aparece se siente sobre la parte externa de la rodilla.

Asimismo, otro de los síntomas está en la posibilidad de la aparición de una sensación de quemazón y es común que el dolor se acentúe tras tocar la parte externa de la rodilla por encima de la línea articular.

Causas del síndrome de la cintilla iliotibial

Las causas de esta afección no se han determinado con precisión, se tiene la idea de que es producida por diferentes factores que se acumulan para hacer aparecer este síndrome. A continuación, repasamos algunas de las posibles causas:

  • Desequilibrio muscular

La debilidad de los abductores de cadera puede ser una de las causas, esto hace que el tensor se sobrecargue y la cintilla iliotibial tenga más roce tras hacerse más rígida. Asimismo, una musculatura débil en los cuádriceps y el tren inferior puede generar que el peso se distribuya sin uniformidad, lo que se traduce en una sobrecarga.

  • Exceso de ejercicio físico

La sobrecarga muscular generada por el sobreentrenamiento o lapsos de recuperación muy cortos hace que el tensor de la fascia lata y la cintilla estén más rígidos, produciendo un roce constante con la zona exterior de la rodilla.

  • Alteraciones anatómicas o biomecánicas

La alteración anatómica más común que puede causar este síndrome es tener la cintilla iliotibial más ancha o más estrecha de lo normal. Por su parte, dentro de las alteraciones biomecánicas que producen la rodilla del corredor son la pronación de los pies, el varo de rodilla y la inestabilidad de la pelvis.

  • Mala técnica

Una técnica de carrera ineficiente puede producir este síndrome tras contar con una mala alineación de los miembros inferiores que facilita el roce de la cintilla.

Tratamiento del síndrome de la cintilla iliotibial

El tratamiento de este síndrome está enfocado en reducir el dolor y la inflamación, sin dejar de lado que el descanso completo puede ser contraproducente para este tipo de lesión. En todo caso, el éxito de este tratamiento depende de la evolución del paciente, pero los primeros pasos se centran en mejorar los factores biomecánicos que pueden estar generando el dolor. El tratamiento incluye lo siguiente:

  • Modificación en la actividad física

Se comienza con la suspensión o modificación temporal de la actividad física que está generando el dolor. Lo más común es cambiar la rutina de ejercicios por actividades de bajo impacto como el ciclismo o la natación, no se acostumbra a recomendar el descanso completo para no afectar la condición física.

Además, parte de la modificación incluye cambios en la superficie de entrenamiento o el tipo de calzado utilizado.

  • Infiltración de corticoides

En caso de no presentar evolución pronto, se puede pensar en la opción de infiltrar corticoides para garantizar un alivio del dolor rápido, pero esta opción no ayuda a mejorar el pronóstico general. Por lo general, la infiltración de corticoides también se utiliza en el proceso de diagnóstico.

  • Fisioterapia

Un fisioterapeuta profesional se encarga de realizar masajes deportivos con la intención de relajar los tejidos y la fascia lata. Sin embargo, los ejercicios de estiramiento para la cintilla son prácticamente imposibles de realizar.

  • Ejercicios de musculación

Hacer ejercicios enfocados en mejorar la fuerza de los músculos en la zona exterior de la cadera es parte del tratamiento recomendado. En particular, se hacen ejercicios de fortalecimiento para el fascia lata y el glúteo medio.

  • Corregir los errores de entrenamiento

Enfocarse en detectar y corregir los errores de entrenamiento que llevaron a la lesión es importante. Por lo general, están relacionados con el entrenamiento excesivo o una mala técnica. En cualquier caso, es importante comprometerse con volver a la práctica con el ritmo adecuado, aumentando el ritmo conforme pase el tiempo y tomarse lo necesario para la recuperación.

  • Cirugía

La cirugía es otra de las opciones de tratamiento para este síndrome. Comienza con una artroscopia de rutina para evaluar el estado de toda la rodilla y luego se procede a realizar un alargamiento de las fibras posteriores del tendón de la cintilla con una incisión muy pequeña.

Gracias a este procedimiento se puede liberar la tensión del músculo para que no exista más fricción. La recuperación de esta intervención contempla musculación desde la segunda semana y comienzo de carrera a ritmo progresivo desde la sexta semana.

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